Hidrógeno bajo en carbono: el escenario global y las reflexiones sobre América Latina
Este artículo es escrito por Jurandir Fernandes, vicepresidente honorario de la UITP. Fue presidente de Denatran (Brasilia) y de los Consejos de Administración del Metro de São Paulo, CPTM y EMTU-SP.
Actualmente coordina el Grupo de Movilidad del Sindicato de Ingenieros de São Paulo. Es miembro del Consejo Internacional del Centro de Estudios de Transición Energética de São Paulo (Unicamp) y del Consejo del Frente Parlamentario de Centros Urbanos (Brasilia).
La necesidad de descarbonización impulsa una de las mayores transformaciones energéticas de la historia, y en el centro de esta revolución emerge el hidrógeno bajo en carbono (H₂BC) dibujando un nuevo horizonte y exigiendo a América Latina una posición firme en la carrera por el protagonismo. Sin embargo, entre el potencial y la realidad, hay oportunidades y desafíos que requieren atención y acción coordinadas.
El término hidrógeno bajo en carbono (H₂BC) se refiere a todo el hidrógeno producido con una baja emisión de gases de efecto invernadero. Cubre un espectro tecnológico diverso, que incluye:
- Hidrógeno “verde”, generado a partir de la electrólisis del agua con fuentes de energía renovables,
- Hidrógeno “azul”, generado a partir de fuentes fósiles con la aplicación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CCUS), y
- Rutas basadas en biocombustibles, como el etanol.
El escenario de cero emisiones netas
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) esboza una perspectiva ambiciosa para 2030 en su Escenario Net Zero, proyectando una demanda total de hidrógeno de 150 millones de toneladas/año.
De este total, proyecta que 70 millones de toneladas serán suministradas por H₂BC, y la ruta electrolítica representará alrededor del 70% de esta producción. El crecimiento de la demanda provendrá principalmente de nuevos mercados, como el transporte y las industrias del acero y el cemento.
Sin embargo, la distancia entre la intención y la acción es asombrosa. Según el estudio “Panorama del H2BC en el mundo y en Brasil: perspectivas y desafíos” (1), mientras que el número total de proyectos anunciados a nivel mundial para 2030 alcanza los 49 millones de toneladas/año, la realidad de la ejecución es mucho más modesta.
De estos proyectos anunciados, solo 3,4 millones de toneladas/año tienen una Decisión Final de Inversión (FID) garantizada, lo que representa una pequeña fracción (menos del 5%) del objetivo Net Zero de la AIE de 70 millones de toneladas/año de H₂BC.
Según el estudio del Centro Paulista de Estudios de Transición Energética (CPTEn) (2), esta alarmante brecha revela la complejidad de la viabilidad de los megaproyectos de H₂BC, ya que un proyecto típico puede tardar de 4 a 6 años en completarse, con casi dos docenas de pasos rigurosos para completarse, desde la concepción hasta la operación comercial.
Es difícil no admitir que el objetivo de 2030 está comprometido. En este contexto, es urgente la acción firme del Estado para mitigar los riesgos, acelerar las decisiones de inversión y transformar las intenciones en acciones concretas.
Metas Ambiciosas
La Unión Europea, con sus ambiciosos objetivos en el plan RepowerEU (3) en el que pretende poner fin a su dependencia de los combustibles rusos, emerge como el mercado potencial para las exportaciones mundiales de H₂BC.
Pretende consumir 20 millones de toneladas/año de este gas para 2030, con la mitad de esta demanda abastecida por importaciones. Una excelente oportunidad para países exportadores como Brasil.
Para lograr estos objetivos, Europa implementa un robusto paquete de políticas públicas, que incluye cuotas obligatorias para el uso de combustibles renovables y una fuerte inyección de recursos financieros a través del Banco Europeo del Hidrógeno creado en 2022 para gestionar inversiones y oportunidades de negocio para la producción de H₂BC.
Además de la brecha entre la producción proyectada y el ritmo de crecimiento de la capacidad de producción real, también está el hecho de que la diferencia de precio actual entre H₂BC y H2 de fuentes fósiles impide el crecimiento de un mercado sostenible.
Para que Brasil y otros países latinoamericanos se conviertan en importantes exportadores a Europa, existen al menos dos enormes desafíos: la fuerte competencia (especialmente de los países del norte de África y Oriente Medio con ventajas logísticas) y el ritmo de consolidación del mercado europeo, que puede ser más lento de lo previsto.
De ahí la importancia de que América Latina desarrolle su propio mercado interno para H2BC en paralelo con su potencial de exportación. Su transporte público, compuesto básicamente por autobuses, hoy un gran consumidor de combustibles fósiles, puede llegar a componer este futuro mercado interior de H2BC.
El protagonismo del Transporte Público
La UITP, la Unión Internacional de Transporte Público, participa activamente en proyectos de investigación y piloto para autobuses en H₂BC.
Recientemente publicó un informe de conocimientos “Autobuses de pila de combustible en su flota: una guía de estudio de caso para la implementación de mejores prácticas” donde se monitorearon 290 autobuses en 6 países europeos, con más de 20 millones de kilómetros recorridos y alrededor de 1,5 millones de kilogramos de H2 consumidos en pilas de combustible.
Se concluyó que, en un futuro cada vez más cercano, el hidrógeno se presentará como una alternativa viable a los combustibles fósiles, especialmente donde la autonomía y el tiempo de repostaje son fundamentales en la elección del modal.
América Latina tiene la oportunidad de posicionarse como un actor relevante en la industria del H₂BC, especialmente en el sector del transporte público. Sin embargo, el camino es largo y está lleno de desafíos.
Los mismos desafíos globales y europeos de la brecha de intención de acción y la incertidumbre del mercado resuenan a escala local. La coordinación entre los gobiernos, las empresas de transporte, los fabricantes de vehículos y los productores de hidrógeno será vital.
Será necesario actuar con rapidez e inteligencia, aprendiendo de las experiencias globales y adaptando las estrategias a sus realidades regionales.
El artículo anterior destacó el potencial de Brasil en el mercado mundial del hidrógeno. Este y el siguiente señalan el gran desajuste entre intenciones y acciones, que ya comprometen los escenarios de 2030.
Ahora, el análisis cubre todo el hidrógeno bajo en carbono (H₂BC), incluido el hidrógeno verde de origen fósil con captura de carbono y el hidrógeno generado por biocombustibles.
Este enfoque más amplio permite explotar las ventajas comparativas, optimizar las rutas tecnológicas y hacer que la transición energética sea económicamente viable.
- “PANORAMA DEL HIDRÓGENO BAJO EN CARBONO EN EL MUNDO Y EN BRASIL: PERSPECTIVAS Y DESAFÍOS”, Omar Usuriaga Nájera; Lira Luz Benites Lázaro y Luiz Carlos Pereira da Silva,
- Centro Paulista de Estudios de Transición Energética (CPTEn) de la Unicamp, Fondo de Apoyo a la Investigación de São Paulo (FAPESP).
- REPowerEU es un plan de la Unión Europea lanzado en mayo de 2022, como respuesta directa a la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania.